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jueves, 25 de abril de 2019

Qué hago si me ningufoneas


El "ningufoneo"​ (en inglés, phubbing​) es el acto de ignorar a una persona y al propio entorno por concentrarse en la tecnología móvil, ya sea un teléfono inteligente, tableta, PC portátil, u otro objeto inteligente. Este término apareció en el año 2007, al mismo tiempo que se popularizaron los teléfonos inteligentes"(Definición de Wikipedia)

¿Lo conocías?


Quizá no sabías cómo se denominaba, pero estoy segura que lo has vivido en tus carnes o has llegado a actuar así, sin ser demasiado consciente de lo que hacías.
Niña mala. 
Malamente.

Ya había escrito con anterioridad sobre las molestas consecuencias de la dependencia del móvil, y hablo con conocimiento de causa (¡Porque yo misma no soy nada sin mi móvil!):"Vaya guasa con el guasap!"

En esta ocasión escribía sobre la nomofóbia, un término íntimamente ligado con el ningufoneo.

La diferencia entre ambos conceptos es clara, pero este segundo concepto tiene más delito. Mientras que el primero, como en todas las dependencias, la ansiedad, el malestar, etc... son básicamente estados propios (tuyos),  eres tú y tu mecanismo,... en el ningufoneo, la situación está afectando a ti y a los demás. Influye en la manera que tienes de relacionarte con el mundo que te rodea.

Y aunque, a primera vista, pareciera que puede afectar más a la gente joven, nadie está fuera de peligro. Cuántos hijos van a contar a sus padres sus guerras particulares y, en un momento, te ves contestando fríamente: 
-Espera un segundito, que termino una cosita...ahora estoy contigo. Y el niño, erre que erre, con su tema y tú no haciéndole ni caso.

Qué no te pillen en un renuncio como éste o estarás perdido. Te echará en cara toda la vida que no estás para él y que te importa más el móvil que escucharle... y cuánta razón.

¿Y qué me dices de tu pareja? 
"En algunas relaciones - quizá también en la mía propia- el móvil se haya convertido en un enemigo a abatir y en un elemento de negociación."
Según el artículo "Así afecta el 'phubbing' a tus relaciones" la cosa no se ha quedado ahí, y entre los jóvenes norteamericanos ha surgido una norma, socialmente aceptada, que se conoce como la "regla del 3" y determina que, en grupos amplios de gente, solo es necesario que tres personas escuchen al que habla.

Así que, mi consejo, es que hagas una pequeña autorreflexión y analices estas...

6 señales inequívocas de que has caído en el "phubbing":

- Nos escapamos en cualquier momento a nuestro mundo virtual.

- Ante un problema con nuestra pareja, padre, hijo...giramos la vista hacia nuestra pantalla.

- Nuestra última acción del día antes de dormir es consultar nuestro smartphone.

- Te vas a la cama a distinta hora que tu pareja, prefieres pasar un momento a solas con tu móvil.

- Tu móvil te acompaña a la mesa en cada comida o reposa inocente cerca de tu cama, cuando duermes.

- No damos prioridad a aquello que tenemos delante.



¿Y tú? ¿Haces phubbing?

domingo, 21 de diciembre de 2014

Vaya guasa con el guasap!

La verdad es que este post me sale de dentro, del tiempo en el que estamos, de lo que leo y veo a mi alrededor. Amigos, compañeros de profesión, que ponen en sus estados: "Desconectando..."

Yo misma, que en una actualización del face, puse: "Nomofóbica perdida" porque ese día me había quedado sin batería a mitad de mañana (y sin cargador), y me quedaban muchas horas por delante, desconectada...

Nomofobia, teléfono móvil
Nomofobía o miedo irracional a perder el móvil o a estar sin él. La dependencia al dispositivo electrónico genera una infundada sensación de incomunicación en el usuario cuando este no puede disponer de él, bien porque lo haya dejado olvidado en casa, bien porque se haya agotado su batería o esté fuera de cobertura.

En nuestro día a día vamos tan acelerados que no nos da tiempo a racionalizar o, al menos, pararnos a pensar un poco sobre esto. Pero cuando tu ritmo diario da un frenazo, en verano o en Navidad, como ahora, surgen inquietantes dudas.

Pensé que mi media naranja (un anti 2.0) exageraba cuando regresó de su comida de empresa, más que extrañado, porque sus compañeros comensales en esa ocasión, se pasaron la mayor parte del tiempo con la mirada puesta en sus móviles, en vez de interaccionar con los demás en la comida de Navidad.

Yo misma lo iba a comprobar en nuestra cita anual de amigos para celebrar la Navidad. Cierto es, que todos con hijos de más o menos edad, llevábamos los móviles (los cuales pusimos sobre el mantel) bien visibles para estar informados al instante de cualquier novedad.

También es cierto, que personas como yo, adictas a perpetuar en la retina momentos felices, no desperdician oportunidad para hacer una foto y quieren el móvil a su ladito.

Móvil, Nomofobia
Pero, a pesar del buen ambiente, la confianza, los años que teníamos de conocernos, se crearon "grupos internos de whatsapp" a los que parte de la mesa no teníamos acceso.

El ambiente seguía siendo bueno, pero parecía que la fiesta estuviera en otro lugar, fuera de los 28 que éramos en esa mesa. Sinceramente, creo que algo fallaba.

Solo es una reflexión navideña. Yo misma,  defensora a ultranza de la comunicación a través de todos los medios posibles que la tecnología ponga a nuestro alcance, me planteo la necesidad de establecer ciertos  límites.
Móvil, Navidad


Como dice uno de los relatos de Navidad del blog "Pescando Palabras y Redes":
"Los móviles tintineaban, posiblemente, llenos de mensajes, en el interior de los cubos de metal. Sin embargo, aquella noche, se convirtieron en un simple himno musical de fondo, casi inapreciable, para unas Navidades."
Cuidemos nuestras generaciones venideras.

No hay que olvidar que en la prevención de esta fobia, los padres tenemos el papel fundamental, comenzando con dar buen ejemplo:

Sigamos los consejos de aquellos más sabios:

  • Es importante que no dispongan de acceso a Internet desde su habitación.
  • Hay que hacerles conscientes del valor y coste de su móvil.
  • Deben dormir siempre con el teléfono apagado.
  • No permitir su uso en comidas, cenas u otras situaciones en que utilizarlo es síntoma claro de mala educación. 

Cuéntame tu opinión...o mándame un guasap con guasa! ;-)
Hasta pronto!